jueves, 17 de junio de 2010

La tecnologia en los seres vivos

La tecnologia en los seres vivos

En una época como en la que estamos, donde la tecnología nos rodea y hasta nos invade, la celebración de una prueba tan exigente y definitiva como es un maratón debería hacernos reflexionar y darnos cuenta de que aun poseemos la máquina más perfecta de todas. Y no es el último pulsómetro, ni las zapatillas mas ligeras. El último grito en tecnología, prestaciones y durabilidad lo traemos de serie; tanto si eres un profesional o un trotón de fin de semana; da igual si vas a terminar en menos de tres horas, o solo intentas que no te atropelle el coche escoba; enhorabuena, porque eres el dueño de una máquina prodigiosa, de bajo mantenimiento, no contaminante y totalmente reciclable: el cuerpo humano.

Olvídate de ese minúsculo móvil de última generación o el ultimo modelo de Ferrari, no vas a encontrar un artilugio mas versátil, con mejores prestaciones o que ocupe menos espacio; y lo mejor de todo, no necesitas libro de instrucciones.

De entre las múltiples funciones que esta máquina controla, y sobre todo referido a una prueba de maratón, la mas importante, compleja y a la vez eficaz es la actividad física. Cuando oyes el pistoletazo de salida y lo único que te preocupa es evitar algún codazo, no pisar a nadie y coger tu ritmo cuanto antes, estas poniendo en marcha una tecnología que haría palidecer a los ingenieros de la NASA.

El cuerpo humano sometido a una actividad física dispone de una increíble serie de mecanismos cuyo único objetivo es satisfacer la demanda de actividad y esfuerzo requerida por los músculos y controlada por el cerebro. Estos complejos mecanismos se encargan de proporcionar la respuesta más adecuada de nuestro cuerpo ante los diferentes requerimientos de la actividad física que estemos realizando, ya sean de velocidad, fuerza o resistencia. Si hay una prueba que examina los limites de actividad física de esta maquina perfecta en lo que a resistencia se refiere es el maratón.

La analogía entre el cuerpo humano y una máquina perfecta no es tan gratuita como pudiera parecer, principalmente en lo referido a la actividad física. Solo tenemos que fijarnos en como nuestro cuerpo transforma los recursos energéticos que posee en producir una fuerza muscular que deriva en un simple movimiento puntual o en algo tan exigente como es la carrera de larga distancia, de la misma manera que un motor transforma la gasolina, en si misma insustancial, en una fuerza que desplaza nuestro coche a la velocidad que nosotros queramos según pisemos el acelerador.

En el funcionamiento del motor de un coche hay una serie procesos y acontecimientos que se repiten independientemente del rendimiento individual. Estos procesos son los mismos en un Formula uno o en un seiscientos; de igual forma que el motor bioquímico del ganador de un maratón funciona exactamente igual que aquel del corredor ocasional de fin de semana, o del que sólo corre para coger el autobús.

1) Así como nuestro coche necesita quemar gasolina y oxigeno juntos para generar una explosión, nuestro cuerpo necesita oxigeno para quemar nuestra “gasolina” bioquímica, llamada Adenosin Trifosfato (ATP).

2) Tanto el motor de nuestro coche como nuestro motor bioquímico producen unos residuos como consecuencia de la combustión, residuos que han de ser eliminados.

3) Finalmente en ambos casos, el motor de nuestro coche y nuestro motor bioquímico, al quemar la gasolina se genera un exceso de calor que se ha de eliminar para que no afecte al rendimiento.

En suma se podría decir que, igual que un coche sin gasolina, sin aire en el carburador, sin salida de gases o sistema de refrigeración no va a ningún sitio, tampoco iríamos nosotros sin ATP, sin respiración o sin sudar.

Por lo general los corredores solo se prehidratan con entre 300 y 500 mililitros por hora.
Los conceptos que se han introducido hasta aquí se limitan a subrayar los mecanismos metabólicos y fisiológicos más relevantes durante el transcurso de la prueba, sin embargo no debemos olvidar una ultima característica de nuestro motor biológico que no encontraremos en ningún coche: una capacidad de puesta a punto infinitamente superior.

Finalmente, y para resumir, podríamos decir que la mejor manera de obtener las máximas prestaciones de nuestro motor biológico es conocer un poco mas sobre su funcionamiento. Un mínimo conocimiento de los mecanismos físicos y fisiológicos que tienen lugar antes, durante y tras la prueba nos aportan un mejor entendimiento y aprovechamiento del potencial del que disponemos, que sin lugar a dudas es alta tecnología de serie.

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